Con gran dolor recibimos la noticia del
fallecimiento del Padre Jesús Mendoza, extraordinario colaborador de nuestra
Obra Social. Reproducimos a continuación la reseña publicada por el Obispado de
Tenerife como semblanza de su figura:
"Un sentido aplauso de los cientos de
personas que llenaban la Basílica, así como el canto del himno a la Virgen de
Candelaria, despidieron este viernes 18 de octubre, al padre Jesús Mendoza al
finalizar la Misa exequial que se celebró, por su eterno descanso,
en la Basílica de Candelaria.
En la eucaristía, presidida por el obispo y
concelebrada por el provincial dominico de la bética, Miguel de Burgos y el
vicario general, Antonio Pérez, estuvieron presentes varios familiares de
Mendoza, numeroso clero, diversas autoridades públicas, entre ellos el
presidente del Cabildo Insular, Carlos Alonso y el alcalde de la villa mariana,
Gumersindo García, así como un gran número de fieles, muchos de ellos amigos
personales del difunto prior de la Basílica.
El templo presentó un lleno absoluto. Al comienzo
de la celebración se colocaron sobre el féretro, los signos que, como
sacerdote, acompañaron a Jesús Mendoza en su ministerio.
El prelado nivariense comenzó su homilía
indicando que la celebración de la misa exequial es una obra de misericordia,
ya que es deber de los cristianos enterrar a los muertos y rezar por los
difuntos. Bernardo Álvarez trasladó a la familia y a los padres dominicos los
mensajes de condolencia que le hicieron llegar tanto el presidente del Gobierno
de Canarias, Paulino Rivero, como el obispo de la diócesis canariense,
Francisco Cases.
Monseñor Álvarez destacó que “todas las obras que
realizó el Padre Jesús Mendoza, tienen una fuente: Dios. Él es el que
hace posible el querer y el obrar”. En este sentido recordó la labor pastoral
del religioso dominico, que llevó adelante no sin dificultades ´tanto físicas
como las que provienen del propio ministerio". Por ello, citando el texto
bíblico, dijo que Dios ya le había llamado a su presencia; “que descanse de sus
fatigas porque sus obras le acompañan; siervo bueno y fiel entra en la gloria
de tu Señor”-´señaló.
A Jesús Mendoza “le preocupaban los problemas de
los necesitados”. Sus trabajos ponen de relieve las tres cosas que hemos de
hacer todos los cristianos y que él practicó de modo excelente: Orar, predicar
y ejercitar la caridad”. Empleando el símil de una vela, del cirio pascual que
preside la liturgia de exequias, dijo que “él se ofreció a sí mismo como una
vela, que para poder alumbrar tiene que ir consumiéndose, gastándose; nosotros
tenemos que hacer lo mismo, consumirnos para dar calor al mundo”.
Por último, siguiendo la lectura del evangelio,
resaltó el prelado nivariense que el deseo de Jesucristo sea el nuestro, que el
prior de Candelaria, esté junto a Dios.
Al final de la Misa Exequial una sobrina del
difunto dio las gracias en nombre de la familia. Otro tanto hizo el provincial
de la bética de la orden de predicadores, quien se dirigió directamente al
finado para destacar que: "te necesitamos Jesús, en Su mano, échanos una
mano”. También dijo que en Jesús Mendoza se hace realidad, una vez más, que
cuando verdaderamente nacemos es al morir”. Los miembros de la familia dominica
presentes en la basílica, cantaron juntos y en latín, el canto tan vinculado a
la orden de predicadores: Oh admirable esperanza la que diste a tus hijos
a la hora de su muerte”.
Tras la Misa, el féretro fue trasladado por
varios sacerdotes hasta las puertas de la Basílca, escoltado por una guardia de
honor al ser hijo adoptivo de la Villa de Candelaria y por los guanches de
patrona. Desde allí fue llevado a hombros por la plaza acompañado por la banda
de música municipal; entró en "su" parroquia de Santa Ana y, después,
al cementerio del municipio, siendo acompañado por numerosas personas".